El arte de ser feliz

Siendo Schopenhauer un autor conocido por su pesimismo, encontrar en su bibliografía un título de estas características parece una broma, pero no lo es, es más, se trata de una pequeña joya bien escondida entre su abundante legado.
Cuando uno lee El arte de ser feliz, piensa si no será Eckhart Tolle, compatriota suyo, su reencarnación, pues este pequeño libro no deja de ser una "guía de autoayuda" que su subtítulo, Explicado en cincuenta reglas para la vida, apuntala.
Sin embargo, poco dura la idea de encontrar entre estas páginas una visión encantadora, sublime o bella del sentido de la vida, no, con Schopenhauer nunca es así. Desde la regla número 1 ya nos deja claro que aunque hayamos nacido en un Paraíso lleno de aspiraciones y esperanzas, basta que el destino nos alcance para mostrarnos que nada es nuestro, y pretender dar alcance a algo que está fuera de nuestras posibilidades es un terrible error, pues no existe nada peor que pretender ser quién no se es. Bueno, esto más que pesimista hay que reconocer es ser coherente, ¿no?
Para el lo más importante es el conocimiento profundo de uno mismo, la aceptación en base a quienes somos, no a quienes queremos, o lo que es peor creemos ser (el poder del aquí y el ahora de Tolle)
Y no, no vais a encontrar en estas cincuenta reglas nada que vaya en contra de la filosofía del autor: evitar las ilusiones, los sueños, las esperanzas vanas para evitar una caída mayor, son la base de las que parte para no salir defraudados de esta miserable vida. Con razón ser feliz, al menos tratar de serlo, lo considera todo un arte, con estas premisas, de pura lógica, pues si nada deseas nada te puede defraudar...¿eso no resulta un poquito cobarde?
Lo que queda muy claro, es que no esperar demasiado de la vida es un buen recurso para no amargarse, y es que si todo lo ves siempre negro tienes más posibilidades de felicidad, que aquel que lo ve todo de color de rosa desde el principio. ¿Llevará razón el señor Schopenhauer, y es mucho más sano no generar tantas expectativas?
Para aquellos que tengan alguna duda, por algún motivo, del porqué de llamar pesimista al filósofo alemán que lean la regla 49. Es algo parecido a: si hay que ir se va, pero ir pa' na' es tontería.
Imprescindible, genial, magnífico, aunque un poco cenizo. Lo confieso, a mi me encanta.