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“Ojos bien cerrados..” Aunque realmente se necesitan bien abiertos para no perder detalles de este “ relato soñado” Una historia con una suave y delicada invitación a la sensualidad, con un erotismo tan exquisito, que no requiere profundizar en las escenas. Escenas oníricas, escenas reales que rayan lo onírico. La muerte, el amor la renuncia al propio ser. La búsqueda de una intensidad que justifique el ser , el estar , pertenecer, Fridolin un médico con una vida aparentemente resuelta, su esposa Albertine, parecen la pareja perfecta. Pero hay demasiada sexualidad irresuelta, que se traslada al sueño, pareja que comparte todo, incluso sus sueños más eróticos. Fridolin es llamado a media noche a atender un antiguo paciente. Que lamentablemente ha fallecido, la hija, le declara su amor, el médico sale tratando de encontrar sentido a la vida, a partir de aquí sobreviene una borrachera de los sentidos , se cuela a una fiesta sexual, donde todos están disfrazados, es echado de la misma, y se obsesiona con una participante, a la cual busca el día siguiente, todo esto sublimado por lo oscuro y ominoso de su traslado por la ciudad a altas horas de la noche y por sitios no recomendables . Regresa a su casa donde su esposa le platica sus sueños, de un elevado erotismo. . Schnitzler describe las escenas precisas con una sutileza que mantiene el interés en un punto alto durante toda la novela. Juega con la psique de los protagonistas, pero sobre todo con la del lector, al mezclar, sexualidad, oscuridad sueño, placer, culpas, con lo que se ha considerado la más recurrente fantasía sexual. El encuentro con un desconocido . Kubrik, al adaptarla a la pantalla introduce, escenas que son más perturbadoras que sutiles, el máximo atractivo, para mi de esta película ha sido la participación de Nicole Kidman . Por mucho el libro supera a la película |