Una pequeña alteración en el ritmo de las cosas es un punto de partida que no sabemos dónde nos llevará, pero que al menos nos mueve. La trilogía de París nos habla de un acontecimiento como el que Annie Ernaux nos narró con total sinceridad, una acontecimiento que se transforma en una ausencia perenne, que jamás se separa de nosotras. También de la pérdida y su significado; de la dificultad de introducir en nuestra rutina y en nuestra mente una realidad que se impone cada día como si fuese nueva. No está. Se ha ido. No regresará. Y, por último, un abandono: el del amor tardío con el que no contábamos, pero que lo arrasa todo. Ausencia, pérdida y abandono son palabras que dan miedo y que, aunque al principio no queramos reconocerlo, son imprescindibles a la hora de acabar con él. |