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Me ha gustado muchísimo, o, mejor dicho, me ha encantado. Ha logrado tenerme atrapada desde las primeras páginas y mantenerme en ese estado hasta el final. Decidí comenzar a leer esta novela dejándome llevar únicamente por su sinopsis, pues no había escuchado ni leído previamente ninguna reseña; es más, no sabía ni siquiera de su existencia hasta que se cruzó en mi camino por casualidad. Pero, sin duda, no será lo último que lea de la autora. En lo relativo a la trama, me ha parecido original, pues, aunque es un thriller nórdico, se aleja mucho de la mayoría de los que he leído hasta ahora, y lo hace sobre todo por su temática. Todo comienza cuando un alto funcionario de Inmigración es encontrado muerto en su casa. En principio, no parece haber ningún motivo para dicho asesinato y, mucho menos, para que aparezca la huella de la mano de un niño en la escena del crimen, ya que la pareja no tiene hijos y no recibe nunca la visita de niños. Con esta muerte sin resolver, pronto aparece en la playa el cadáver de un niño y, junto a él, el arma con la que se mató al mencionado funcionario. Pero, si algo llama la atención de este niño es que en la nuca tiene gravado el nombre de un dios de la muerte. Todo parece apuntar al tráfico de niños, pero lo que tardaremos en descubrir es quién o quiénes están tras ello y si son las mismas personas o diferentes las responsables de los asesinatos. En cuanto a los personajes, me ha encantado el personaje de Jana. He logrado empatizar totalmente con ella y sentirme en su lugar, lo que me ha convertido en protagonista de la historia durante varios días. Jana es una joven fiscal encargada de instruir el caso, quien se caracteriza por su frialdad, fuerza, inteligencia y valentía; pero tras dicha imagen se esconde un pasado que irá desvelándose poco a poco. En general, los personajes están muy bien construidos y tiene una personalidad coherente y consistente a lo largo de toda la historia. La novela se estructura en cincuenta y seis capítulos numerados (y algunos de ellos titulados con la fecha del día que se está narrando). La mayoría de ellos son bastante breves. Además, hay que destacar que la autora intercala de vez en cuando capítulos escritos en formato cursiva y que nos remiten a un pasado terriblemente duro y sin fechar. Dichas analepsis están totalmente relacionadas con los acontecimientos que han dado lugar a la investigación y tienen tanto peso en la historia como el resto de los capítulos. La prosa de la autora es muy ágil y sencilla, lo que, unido a lo anterior, hace que el libro resulte terriblemente adictivo. En definitiva, me ha parecido una lectura altamente recomendable para los amantes del thriller. |
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