Terral

La novela nos sitúa en una zona fronteriza entre Málaga, Melilla, Algeciras y en algunas ocasiones también nos lleva hasta Bruselas. Su acción transcurre en un agosto y durante una semana terrible de calor y viento de terral. Es cuando se encuentra el cadáver de un magrebí asesinado. Decapitado y en su frente grabada la palabra "traidor" y al lado de un Corán. A todo ello le sumamos un misterioso camión, una mujer, otro segundo cadáver. En un principio la investigación la llevará Lucía Gutiérrez, teniente de la Guardia Civil de Málaga. A lo que todo ello se le unen los propios problemas personales de los personajes.

La novela está dividida en días, según va avanzando y pasando ese terral agobiante. La acción trascurre como si de una película se tratara, el autor va dando saltos de un lugar a otro y de unos personajes a otros sin que por ello se pierda el hilo de lo que va ocurriendo.

El autor se aleja de esa Málaga que solemos ver cuando hacemos turismo y se adentra en sus calles para mostrarnos otros barrios, por así decirlo, los barrios de la parte de atrás, barrios marginados de los que se sabe que están pero de los que nadie quiere hablar.

Terral es una novela policíaca en la que hay un asesinato y una investigación, sin embargo, esta cuestión queda relegada a un lado y el centro de la novela son los sentimientos de los personajes y su complejidad y de lo que le va ocurriendo. Y aunque, claramente, hay un personaje que sobresale más que el resto, que es Lucía Gutiérrez, estamos ante una novela coral en la que todos los personajes aportan. Personajes muy bien definidos y muy reales, llevados a unos límites y a una frontera, en este caso no territorial, sino una frontera entre mantener sus principios morales o no. Ya que es la vida y el destino quien reparte las cartas y las expectativas que éstos tenían sobre la vida cambian por completo, siendo así una novela de contrastes.

Esas expectativas de los personajes sobre lo que esperan de la vida, la cual está llena de adversidades, llena de prejuicios, y de poca autoestima, la cual lleva a refugiarse cada uno de diferentes maneras: alcoholismo, drogas, ansiedad por la comida... para calmar esa percepción que sienten de ellos mismos. Unos personajes con lo que, personalmente, no he empatizado con ninguno, pero con los que sí he mantenido una relación de amor-odio.

Una novela de ritmo constante, en la que los malos no son tan malos ni los buenos tan buenos. de estilo sencillo y estructura rápida pues los capítulos son muy cortos y que en su trasfondo toca temas para la reflexión: alcoholismo, drogas, racismo, inmigración, tráfico de estupefacientes, mafias...
Una novela de corte muy visual como si estuvieras viendo una película. Con una mala malísima, sin escrúpulos y egocéntrica y con toques de humor ácido que relajan esa tensión que viven los personajes en ese ambiente asfixiante en época de terral, y donde este terral acaba siendo un personaje más.

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