Genial sátira con el estilo inconfundible de Saramago. La primera parte me gustó un poco más. Me pareció muy divertido cuando los ciudadanos comenzaron a idear planes, mafias y contrabando para que volviera la muerte. La segunda parte del libro, la del violonchelista, no está mal, pero creo que pierde un poco sin las ocurrencias de los otros personajes.
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