Le llamaban Bronco

Su nombre es Gabriel Salas, pero todos le llamaban Bronco. Un mexicano que trabaja en Las Claritas, la casa de los Randolph, como vaquero domando mustang esperando el momento de cumplir el juramento que hizo a su familia.
Rose Randolph es la hija del dueño del rancho, se quedó viuda y ahora vuelve desde Chicago por petición de su padre para volver a contraer matrimonio concertado para beneficio de este.
Ella una joven de piel clara, y con apariencia seria, fria y con prejucios sociales pero más alla de la realidad Rose, es todo lo contrario, es tierna y cariñosa.
Él de tez morena, taciturno y muy antisocial, pero conoceremos a un hombre afectuoso, protector y familiar.
Gabriel quiere cumplir su promesa, y Rosa no quiere volver a casarse. Entre ellos van surgirendo algunos encuentros desafortunados que harán que se generen momentos de tensión pero que poco a poco, se irán transformando en atracción, en pensamientos, en acercamientos. Un amor a fuego lento y tranquilo pero sin pausa.
La pluma de Laura es maravillosa, me encanta, una trama histórica romántica, con un vocabulario selecto y rico, muy estudiado de acorde a la época en 1868. Una historia del oeste que no puedes perderte. Te sumerges, te atrapa y hace que vibres con los gestos y las miradas de ellos.