Pancho

Pancho es un álbum ilustrado dirigido primeros lectores, en el que, sustentado en unas ilustraciones poéticas y emotivas, nos cuenta la historia de un pequeño elefante africano que, aunque sus padres le habían advertido que no se acercara al ser humano, sentía una gran atracción hacia una de las telas que éstos vestían. En una ocasión, Pancho fue incapaz de resistirse y cayó en una gran trampa, fue capturado, encerrado en una jaula, y obligado a trabajar en un circo junto a dos compañeros, el mono Rodríguez y el ratón López. Los tres añoraban la libertad, sus lugares de origen y su familia, así que un día, decidieron escaparse y vivieron la gran aventura de volver a sus hogares.

Antonio Santos nos narra una fábula sobre el crecimiento y la necesidad de descubrir la vida y experimentarla por nosotros mismos. Pancho inicia un proceso de madurez y aprendizaje, en el que se le presentan diferentes obstáculos y también la oportunidad de vivir nuevas experiencias. Nos cuenta también, cómo, independientemente de hacernos mayores y equivocarnos, la familia va a estar siempre ahí para nosotros y que la vida, representada en la nueva hermana de Pancho, es un ciclo que se repite una y otra vez.

Lo que más me ha gustado de esta historia es cómo convierte un problema (¡importante!) en una oportunidad. Podría haberse quedado en la necesidad de hacer caso de nuestros mayores, que está presente en el momento en que su padre le advierte que no debe acercarse a los humanos, y en cómo no hacer caso de esta advertencia le lleva a encontrarse en una situación de falta de libertad y de explotación por parte del domador del circo. Sin embargo, el autor no se queda en esto, sino que va más allá, y aprovecha el regreso a casa para hablarnos de la amistad, de la capacidad para divertirse aun en los momentos difíciles, para situarnos en el mapa, para hacernos ver que hay personas que migran hacia Europa y que hay despedidas que son tristes, pero también alegres, cuando éstas hacen felices a nuestros amigos porque encuentran su hogar. Y sobre todo, me ha encantado cuando Pancho encuentra nuevamente a su familia, y no hay reproches, simplemente un cuéntame cómo te ha ido y la aceptación y la felicidad de ver al hijo ausente.

Sus ilustraciones, tipo collage, resultan tiernas y expresivas, e invitan a seguir jugando con ellas, con diferentes texturas y formas; alcanzando más allá de la propia lectura e invitando a lectores a seguir inventando nuevos personajes, escenarios e historias.

Muy recomendable.