El hijo olvidado

A ratos, es un placer también, tras lecturas un poquito más exigentes, sumergirte en un buen thriller, con todos los elementos clásicos del género: una narrativa ágil y fluida, una buena trama que esconde más de lo que parece, un acusado que no parece culpable, un agente de la Ertzaintza que, inmerso en un expediente en el que interviene asuntos internos y con otros a sus espaldas, deberá emprender una investigación extraoficial frenética y sin pausa en busca de la verdad, con el fin de esclarecer una serie de asesinatos aparentemente inconexos.

No es una trama compleja, no han sido necesarios asesinatos cada vez más enrevesados ni excesivas complicaciones en la trama, para armar un buen thriller con una historia bien pergeñada y adictiva, que te lleva en volandas desde la primera a la última página, manteniendo el ritmo narrativo y dosificando adecuadamente la información al lector.

No puede defraudarte, el trabajo de investigación es secuencialmente lógico y, por tanto, no son necesarios grandes giros de guión... pasan las cosas que deben pasar, cuando llega el momento. ¿Cómo logra Aitor, un personaje con el que empatizas desde el inicio, desentramar esta historia? Esa es la historia.

Buena trama, mucho diálogo que la dota de agilidad, una estupenda ambientación, una novela muy visual, casi cinematográfica, y un buen personaje como Orizábal, me animan a recomendarla sin duda... puro entretenimiento. Yo a un thriller no le pido más. Ni menos.

#EntreLibros.