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Después de los últimos acontecimientos, Pol ha desaparecido del mapa. Ha dejado Yugen, no les coge el teléfono a sus amigos, y ha estado rehabilitándose durante meses. Cuando una casualidad le lleve a conocer a Freya, la vital y preciosa amiga de su hermana Iris, caerá rendido a sus pies. Pero Freya tiene pareja, y Pol es un chico malo, hermano de su mejor amiga, y que no le atrae para nada… ¿o sí? ¿Podrá Freya ver a Pol como un amigo? ¿Qué pensará su novio de ello? ¿Y Pol? ¿Conseguirá recuperarse del todo? ¿Olvidará todo lo que pasó hace unos meses? Porque a veces sólo puedes encontrar el cielo alejándote lentamente del infierno. Un cierre de saga precioso, para un grupo que ha robado mi corazón. Leo, Axel, pero, sobre todo, Gabi y Pol, han sido unos personajes maravillosos, tan imperfectos, con sus luces y sus sombras, pero con un corazón enorme. En este libro nos encontramos con un Pol que resurge de sus cenizas, tan ligón y divertido como siempre, pero más vulnerable después de lo que le pasó. Tendrá que batallar con un pasado familiar duro, con la tentación de recaer siempre en los errores que cometió meses atrás y volver a caer en el infierno. Pero Freya, tan valiente, tan fuerte, que lucha por ayudar a su hermana Astrid a pasar un duro trance, será su gran apoyo, la única persona con la que Pol podrá ser él mismo. Amor, amistad, familia, segundas oportunidades, inseguridades y miedos en una novela llena de esperanza y de perdón. Un amor sano, con esos intercambios de libros, esos mensajes con palabras impronunciables, esos chistes malos y ese Trina de manzana, que te dejarán el corazón calentito. Os dejo una de las frases que más me han gustado: “A veces sólo necesitamos perder algo para darnos cuenta de lo afortunados que éramos cuando lo teníamos”. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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