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En esta tercera entrega, entramos de lleno en la trama que se vislumbra en «Sombras de identidad». Prácticamente desde el principio se tienen claros los objetivos de los personajes, que ya caminan con un propósito y no tanto arrastrados por los acontecimientos, como les ocurría un poco más en los anteriores libros. Eso no quiere decir que no haya sorpresas que les desvíen de vez en cuando de la senda, claro. La acción y los giros están garantizados 🔥. El misterio y la tensión de la investigación que caracteriza a las anteriores entregas se mantiene, pero en «Brazales de duelo» se introduce una búsqueda que me ha recordado por momentos a la primera Era. Ha sido bonito revivir un poquito de esas sensaciones 🥰. Además, también he sentido esa melancolía en algunas escenas en las que se habla de los personajes de la primera trilogía, pero desde la distancia y la ignorancia de los de esta. al leerlo, me he sentido afortunada de conocer la verdadera historia de Vin, Elend y Sazed, pero también me ha dado pena ver cómo se deforma su memoria. Es curioso ver cómo afecta el paso del tiempo al recuerdo que dejan las grandes figuras, sobre todo cuando estas se transforman en leyendas. Por otra parte, el trío de protagonistas sigue brillando con intensidad. Mi favorito es, sin duda, Wayne (como el de muchos y muchas 😂), que en este libro se luce como nunca con su espontaneidad, elocuencia y su incómoda sinceridad &#xNaN No obstante, es interesante destacar la inclusión de Steris e, incluso, de MeLaan en el equipo. Ambos personajes con sus peculiaridades que aportan momentos tan divertidos, como interesantes. He disfrutado mucho conociéndolos más en profundidad. Me voy a mojar y voy a decir que este es el libro que más he disfrutado de la segunda trilogía, al menos, de momento. Ya no queda nada para que llegue a nuestras manos «El metal perdido» y pueda comprobarlo 😉. |
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