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Cuando lo empecé a leer me pareció que aportaba un enfoque muy interesante a una historia de fantasía, partiendo en "La Morada" con una ciudad cruel y envilecida, de los seres más temidos, los drow, en la que nace un niño (nuestro protagonista, Drizzt) que resulta ser diferente. Un niño que tendrá que enfrentarse al dilema de rebelarse contra la maldad de esa sociedad que lo ha visto nacer. La lucha contra lo que es "normal" aunque vaya en contra de su corazón. En "El Exilio", la segunda parte de esta trilogía en un solo tomo, se ahonda en la soledad, con todas sus consecuencias. He empatizado mucho con Drizzt y no puedo adorar más a su compañera Guenhwyvar. La lucha de Drizzt por mantenerse fiel a sus principios aún en contra de todo lo que le rodea, lo que la sociedad te hace, lo que te mina, convirtiendo la vida en un mero "sobrevivir" más que un vivir. Me ha encantado la sociedad enana, guiada más por la justicia y la sinceridad que por los prejuicios. Un gran soplo de aire fresco. La sociedad de los drow me ha hecho pensar en la sociedad que nos rodea, donde lo no aceptado es perseguido. Por último, en "El Refugio" destaco las enseñanzas y reflexiones de los personajes, y cómo se aborda de forma sutil el tema del racismo y los prejuicios nacidos del desconocimiento, creyendo como verdadero todo lo que nos han enseñado los que quizá aprendieron de otros esos mismos prejuicios. Una trilogía muy interesante, que me ha dejado con ganas de más. |
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