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Será por el momento del partido en el que me encuentro por lo que cada vez me afectan más estos libros de miradas melancólicas a un pasado feliz o no tan feliz, de repasos a hechos y gentes que se cruzaron por el camino y que nos rozaron o nos tocaron o nos estrecharon, a veces hasta hacernos daño; mira que me han gustado algunos de los pasajes de este libro, tanto referidos a personajes principales como secundarios, pero la impresión final es de irregularidad, de altos y bajos muy pronunciados y, sí, también hay algo, y esto es lo peor, de una sensación para la que no se me ocurre otro nombre que el de simpleza. Con la excepción de ciertos momentos puntuales, he percibido siempre mucha distancia con el protagonista. El relato me ha transmitido en todo momento una excesiva frialdad, tanto en el retrato del personaje como en la descripción de su forma de encarar los acontecimientos, los momentos de pasión o de sufrimiento, la venganza, la indiferencia y hasta el desdén y ello a pesar de la aparente intensidad de ciertas escenas. Tampoco ha ayudado nada la americanada narración de la visita a Andalucía que hace con una de sus amantes, y puede que también mis expectativas y la idea del estilo que tenía en base a mis anteriores lecturas del autor hayan ponderado muy negativamente en mi apreciación de esta historia. Pero es que en la vida de este editor de éxito profesional y fracaso sentimental que el narrador nos concentra en unos cuantos episodios con unas cuantas mujeres no hay recovecos, no hay nada más allá, es, efectivamente, todo lo que hay. Pues qué quieren que les diga, que no me ha parecido mucho, la verdad, quizás para dos estrellas y media pero no más. |
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