Todavía seguimos aquí: Unas memorias del Holocausto

[…] a menudo no sabes lo que estás buscando hasta que lo encuentras.

Entre quienes se ocultaban, había una mujer con un niño de año y medio que empezó a llorar. Aterrorizada de que los descubrieran, la mujer tomó la desgarradora decisión de asfixiar a su hijo.

[…] debía de saber que yo tenía que ser el sol que brillase para mi madre. Ambas nos protegíamos mutuamente.

[…] en aquellos tiempos, pensaba con frecuencia: “¿Cómo es que brilla el sol para todos menos para mí?

Algunos estudios han sugerido que los índices de suicidio entre los supervivientes del Holocausto no eran más elevados que los de la población en general […].

La definición de vida normal es elástica […].

En una fotografía vemos lo que queremos ver, o quizá lo que necesitamos ver […].

Puede que mi nombre tuviera el propósito de mantener viva la memoria de mis abuelas, pero parece que comprendí intuitivamente desde el principio que mi papel consistía en traer alegría.

Algunas parejas se casaban a las pocas semanas de conocerse […]. “La vida no era normal”.

[…] seguir vivo después de la guerra no significaba necesariamente haber sobrevivido.