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Quien lea esta reseña sepa que no es para nada objetiva: carga con toda la subjetividad que le imprime mi amor hacia la obra de Saccomanno (y, por qué no, mi amor hacia su persona, también) Es una colección de relatos breves (ninguno dura más de una página) en las que el autor cuenta, con una intimidad increíble, vivencias, sensaciones y ficciones relacionadas con el bosque, el mar (recordemos que vive en Villa Gesell), el paso del tiempo, la muerte, la vejez, los fantasmas que aparecen como “sustancia inseparable en el aire” y esos escritores que recorren la vida cotidiana libreta en mano, para que no se le escapen detalles. Tal vez porque leí mucho, muchísimo la obra de GS, y porque tengo muy cercanas el último disco de David Bowie con ese video realizado para “Lazarus”, y las últimas canciones que se están conociendo de Indio Solari (ambos sabían y saben que eran/son personas mayores que transitan enfermedades) que no puedo dejar de sentir algo parecido a un adiós en este libro: Saccomanno tiene 74 años, pero no hay novedades sobre su salud. Esperemos que solo sea una sensación. |
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