Mujer en punto cero

He leído algunos comentarios sobre este libro, oficialmente catalogado como novela (ficción), aunque en algunos casos la he visto catalogada como autoficción o NO ficción creativa, los límites entre esos géneros en este caso son difusos, porque asistimos a una historia contada por una periodista real, en el marco de una investigación real y en ningún caso nos cuenta que maquilló los hechos o los personajes. La protagonista, Firdaus, una mujer que fue muchas cosas pero ninguna de aquellas con las que fue etiquetada; fue encarcelada y condenada a muerte por matar a un hombre, después de este acto es libre por fin, cuando ya no espera nada de nadie, cuando no le teme a nada ni a nadie. Rechaza a todos, se sube a un pedestal imposible de alcanzar y cuando finalmente cuenta su historia no pretende perdón, misericordia, ni siquiera quiere que le regresen la vida, solo quiere mantener esa libertad que ha alcanzado, en ese mundo a dónde vuela nadie la puede alcanzar… y menos al mundo a dónde irá cuando la ajusticien. Como un último acto cuenta su historia, desde la celda, momentos antes de que la vengan a buscar, y creo que lo único que pretende es transmitir el mensaje de que el camino que ella escogió es el único posible para ser libre en sociedades como la egipcia en su época (y aunque en menor medida, probablemente hasta nuestros días).
Yo me pregunto cómo se congenian las culturas que dieron lugar a líderes femeninas como Merneith, Neferusobek, Hatshepsut, Nefertiti, Tawosret y Cleopatra con la situación actual de la mujer en Egipto, que todavía hoy viven bajo a una legislación patriarcal y luchan por defender sus limitados derechos contra una propuesta de sistema inspirado en la ley islámica que retrocedería al Egipto de un par de siglos atrás. En pleno siglo XXI es titular
"Egipto: una oleada de enjuiciamientos “morales” de las mujeres
Arrestos y condenas de cárcel por violar los “valores familiares” "
Nawal El Saadawi, cuenta la historia de manera clara y concisa, y nos lleva a las cuatro paredes de Firdaus en pocas páginas.
Más allá de cualquier pensamiento feminista o progresista que me pasó por la cabeza leyendo este libro, me embargó una tristeza profunda, también a mí el blanco de los ojos se me puso más blanco y el negro de los ojos se me puso más negro, y también a mí me brillaron los ojos de las lágrimas contenidas hasta que respiré profundo y cuando algún acompañante ocasional me preguntaba si estaba llorando yo decía “Claro que no”.