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Este último libro de la trilogía me ha encantado, de principio a fin. Por fin se dan la vuelta a las cartas (como en una partida de Muerde y Pica) y se ve que papel juega realmente cada personaje en la historia. Kestrel y Arin me siguen enamorando y del resto de personajes Roshar y Sarsine (aunque en este libro no salen tanto) también me encantan sobre todo por la relación que tiene con Arin. Las dos princesas orientales quizás son las que menos me gustan, claro sin contar al emperador y al general Trajan. La verdad es que con este libro he sufrido bastante sobre todo por la situación en la que estaba Kestrel y todas las consecuencias posteriores a ello, aunque me ha gustado y he disfrutado de todo el desarrollo del libro. También, en este libro, se le da más importancia a las batallas y a la estrategia militar cosa que me ha gustado bastante pues en este libro por fin conocemos qué es lo que sucede con Herran. También me ha gustado que la autora enlace pequeños detalles durante toda la historia pues hace que prestes más atención durante toda la lectura. En definitiva, esta última parte de la trilogía es el mejor desenlace para una historia que siempre me encantará con unos personajes fantásticos que me hacen sufrir y reír con ellos en cada momento, y que por eso me encantan.
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