Idaho

¿Puede convertirse un libro sobre un acto atroz en una novela hermosa y delicada? Idaho es el ejemplo perfecto de que esto es posible.

Su prosa es magnética, de una sensibilidad magnánima, característica de las grandes plumas de la literatura universal. No es que quiera crear expectativas, pero es que esta autora es capaz de hacernos sentir cada detalle del paisaje, que se proclama como otro de los grandes protagonistas de esta novela, de provocar una sensación de deleite por su manera de manejar las palabras, y a su vez de desasosiego ante los hechos que nos presenta.

Y es que estamos ante una historia bastante dura, marcada por una atrocidad y por una serie de pormenores que acechan a unos personajes perfectamente construidos cuyas acciones se convierten en un retrato de su mundo interior.

En Idaho, pasan las estaciones mientras el lector puede sentir en su propia piel el frío de las épocas más gélidas o la brisa otoñal. Y mientras esto ocurre, se suceden también los años para los personajes, años que esconden anhelos, olvidos, culpa, dolor…Se trata de un viaje que no te dejará indiferente.

En definitiva, una obra en mi opinión magistral, recomendada para todas aquellas personas que buscan recrearse con la buena literatura y que disfrutan de las historias que acontecen a un ritmo pausado pero acaban generando un gran impacto.