Joseph Anton

Es increible la experiencia que hubo de pasar este escritor por culpa del fanatismo de Jomeini y de todos aquellos que echaban leña al fuego, tanto en países musulmanes como en la propia Gran Bretaña, sin siquiera haberse leído el libro, como confesaría alguno más tarde.

Me ha resultado curioso que está escrito en tercera persona, lo que sitúa al autor en un plano un poco por encima del bien y del mal. Además aprovecha la ocasión para dar alguna que otra puñalada trapera a colegas, políticos, periodistas y policías que según cree él no se portaron como era debido con respecto a la persecución a la que se le sometió. La sensación que transmite el libro es en ocasiones dura hacia el propio Salman Rushdie, pero es una autobiografía, así que no creo que la denuncie el propio autor.

A destacar la intensa vida social con sus colegas de profesión, ahí si que se te ponen los dientes largos de envidia.