El monstruo del bosque y los monstruos de la ciudad

Una historia tierna al igual que agridulce y con dos protagonistas que me han encantado: Hal y el Monstruo.

Es una historia que a ratos me ha resultado difícil, pero por la rabia y la impotencia que me han hecho sentir y lo injusto que me parece todo. Entiendo por competo la actitud y los sentimientos de Hal y, lógicamente, acabé aborreciendo a los mandamases de la ciudad (los otros monstruos) que, por el bien común, están dispuestos a sacrificar a una persona en la flor de la vida y que, casualmente, siempre es de algún pueblo perdido pero nunca de la ciudad. Una persona que se sacrifica y que está condenada a ser olvidada con el tiempo, porque total las gallinas que entran por las que salen. Un elegido siempre puede ser reemplazado.

El monstruo no deja de ser un monstruo, está en su naturaleza, actúa como se supone que debe actuar un monstruo y, a fin de cuentas, la situación actual la provocaron los humanos (para variar), por ello «los monstruos de la ciudad» me parecen más reales y terribles.

El final es coherente con la historia, agridulce no lo voy a negar, pero también te produce cierta satisfacción y te permite fantasear con lo que vendrá después.