La sombra del viento

Aunque a veces dé miedo admitir una opinión impopular, yo soy sincera, así que lo voy a decir: «La sombra del viento» no ha sido todo lo que me esperaba.

No os hablaré del argumento, pues posiblemente soy la última persona del mundo en leerlo, pero sí os quiero comentar qué es lo que yo he sentido.
Tres son los aspectos que destaco como los responsables de hacerme disfrutar menos de esta lectura.

En primer lugar, la pluma de Zafón, tan alabada por tantos, conmigo no termina de funcionar. He leído más libros suyos y no he tenido tanto problema, pero en este caso, me ha parecido exageradamente ornamental, hasta el punto de la sobrecarga.

Quizá por este estilo en el lenguaje, otra dificultad que tuve fue a la hora de identificar a los personajes, pues hasta bien avanzado el libro sentía que muchos tenían la misma voz. Por ejemplo, el caso de Fermín. ¿Un sin techo fugitivo siendo todo un intelectual? ¡Maravilloso! Es mi personaje favorito de la novela, pero creo que podría haber brillado mucho más si no hubiera habido otros personajes que se expresaran de forma similar.

Por último, me costó mucho entrar en la historia. Tuvo que pasar la primera mitad hasta que me intrigara de verdad. Creo que me pasaron factura los saltos temporales y los secretos dentro de otros secretos. Eso sí, reconozco que una vez que junté las piezas y entendí por dónde iba la historia, pude apreciarla mucho más. Sin embargo, la gran revelación del origen de los problemas tampoco me terminó de encajar. En mi opinión, las reacciones de los personajes están exageradas en pos de la trama y las consecuencias de sus actos son excesivas.

No obstante, aunque esté destacando las cosas que menos me han gustado, no considero que haya sido una mala lectura. ¡Pero de buenas criticas ya está esto lleno!
No sé lo que esperaba de este libro, evité leer reseñas en profundidad para ir a ciegas y dejarme sorprender, pero las expectativas me han jugado una mala pasada al ser el favorito de tantísima gente.