El cuento del lobo

¿Conoces esa versión del cuento del lobo de una persona que se pasa el tiempo diciendo ¡Qué viene el lobo!, una y otra vez sin que ocurra nada y que cuando realmente viene el lobo, la gente ya está tan cansada de oírle que pasan de él? Pues más o menos esa es la sensación que me ha dejado este libro.

El libro comienza con una trama que pudiera ser interesante: una mujer desaparece con su hijo en un centro comercial. Nadie se explica cómo, las cámaras han sido apagadas. El jefe de seguridad, aparece muerto...

Las fuerzas del orden se ponen en marcha: Ana, una inspectora de la zona y un refuerzo que mandan de Madrid, Alicia, subinspectora de la unidad de homicidios. Alicia comienza con garra, parece que promete, pero poco a poco se deshincha y ese carácter inicial que le daba cierto puntito desaparece. Ana es una persona que mide sus palabras, no dice lo que realmente piensa y oculta un secreto, algo de su pasado. Lástima que el autor nos lo esté reiterándo cada cierto tiempo, hasta resultar cansino.

En cuanto al entorno de la mujer desaparecida, su padre es un mandamás político, con ciertas conexiones oscuras -ya tenemos aquí para hablar de corrupción, financiación ilegal, ...-. Su suegro, es el principal contrincante político de su padre -ya tenemos aquí para hablar un poco de los egos, tejemanejes y suspicacias de hasta donde sería capaz de llegar un político para salir elegido-. Un asesor que se encarga de los trapos sucios y que no tenemos muy clara su lealtad. Un marido que es un padrazo y está enamoradísimo de su mujer, para que no nos falten clichés. Ah, y también intervienen un narcotraficante -¡gallego!, por supuesto-, un ruso al que llaman el checheno -qué original el apodo-.

Demasiadas ovejas en el rebaño, para este lobo. Ha querido abarcar tanto el autor, que al final resulta un batiburrillo. Y lo peor no es que abuse de clichés, es el estilo narrativo farragoso, el ritmo continuamente interrumpido por las propias piedras que te pone en el camino como las frecuentes llamadas a tengo un secreto, no digo nada, me callo lo que pienso o disertaciones que poco aportan, salvo llenar páginas. La presentación tardía de un personaje clave me ha chirriado un poco ¿cómo puede ser que nadie mencione a Cris en las presentaciones previas? ¿buscaba un golpe de efecto el autor o entraba dentro del juego de calladas y secretos?

El autor nos lleva dando tumbos por una carretera llena de curvas y baches, esquivando o tropezando con las ovejas que surgen al camino, mientras el "manso" se ha convertido en cazador y los "guardias" en encubridores, hasta llegar al lobo. Un lobo que surge de repente, sin previo aviso. Un final sorpresivo que en otras circunstancias habría disfrutado, pero en mi caso ya estaba tan hastiada que solo deseaba llegar y cerrar la puerta para dejar atrás al lobo.

Es el primer libro de este autor. Y ahí lo dejo.

Valoración: 3,5/10
Lectura: diciembre 2021