El ickabog

Rowling lo escribió para contárselo a a sus propios hijos cuando eran pequeños, pero no lo publicó. A raíz de la cuarentena decidió rescatarlo para que los niños y niñas que estaban en sus casas pudieran leerlo y lanzó un concurso de ilustración en el que animaba a dibujar partes del libro, ilustraciones que después se incluirían en la edición escrita.

Aunque fue entretenido leerlo, mi impresión es que se trata de un libro más infantil. Así como Harry Potter se puede leer a cualquier edad y presenta elementos que enganchan, este está más pensado para un público más joven.

Eso sí, la edición es preciosa. La portada me enamoró nada más verla. Y por dentro, las ilustraciones de los niños y niñas le dan un toque especial.

Si estás pensando en un regalo para público infantil, sin duda sería una muy buena opción.