Eleanor y Park

Este libro es una historia tierna y bonita, de las que se quedan en el corazón aunque hayan pasado años de su lectura.
Los protagonistas son dos adolescentes tan diferentes entre sí que es impensable que puedan acabar juntos. La adolescencia queda retratada de manera magnífica a través de ellos y del resto de chicos que los acompañan, de diferentes formas, en este libro. Ha sido precioso ser testigo de la evolución de su relación, desde la timidez inicial cuando descubren que se gustan hasta el momento en el que saben que no pueden vivir el uno sin el otro. Es entrañable avanzar al ritmo que lo hacen ellos.
Esta historia me ha conmovido hasta los huesos, he sufrido mucho con la situación de Eleanor y me he enamorado de Park, porque es el chico perfecto. La trama lleva al lector por situaciones que, por desgracia, se dan todos los días, aunque el estar ambientado en los años ochenta hace que la nostalgia se apodere de los que fuimos niños o adolescentes en esa década.
Es un libro distinto, que me ha destrozado y me ha hecho llorar, pero que a pesar de ello me ha encantado. La autora habla de sentimientos, de imprevistos, de los obstáculos que la vida pone delante del camino de cada uno y de cómo dos simples adolescentes se enfrentan al destino con los medios de los que disponen. Su valentía es admirable, su amor es infinito y su tiempo juntos es robado.
Este libro cuenta una historia tan real como la vida misma. Y por eso duele.