¡Qué bonito es el amor adolescente! Me han encantado los dos personajes, pero aún me ha gustado más el tándem que forman. Son imperfectos. Él, pendiente del que dirán al principio de la relación e inseguro de la personalidad tan marcada de Eleanor. Ella, tan falta de autoestima pensando siempre lo peor de las intenciones de todo el mundo y lidiando con una situación familiar desastrosa de la que Park no tiene culpa ni conocimiento. A la relación se le suman las desventuras propias de la adolescencia... Es curioso como la autora habla de las cosas feas de la vida de una forma indolora y casi bonita. Leer a Rainbow Rosell un como un paseo cuqui por la juventud; esa juventud perdida que te hace recordar en sus libros. Esa ilusión desmedida que tenías por todo cuando eras un adolescente ... ¡Cuánta nostalgia! |