Philip Roth, el autor de este libro, vivió a finales de los ochenta un intenso año y medio acompañando a su padre próximo a morir. Nos va contando el desarrollo de la enfermedad con algunas páginas intensas de despiadado realismo, con una escritura clara y sencilla, incluso los saltos en el tiempo son fluidos y no hay dramatismo exagerado a pesar del tema que trata, todo esto hace que no complique la lectura y te sientas atrapado en la historia, su historia. A pesar de los defectos y manías de su padre, Roth lo cuida con enorme devoción y orgullo e infinita sensibilidad. Cuántas veces he visto en mi trabajo a ancianos de 90 años riñendo a sus hijos de casi 70 , o hijos que van a visitar a padre/madre a los pies de la muerte y les oigo recordando buenos momentos, pasando de la nostalgia a las risas, pero cuando salen de la habitación se desmoronan y rompen a llorar. Sus padres, que siempre han sido sus superhéroes, con el paso de los años van perdiendo su poder. Totalmente recomendable, es un libro que deja huella. |