Un río encantado

Jack vuelve a la isla donde nació al ser llamado por su Laird. Una vez de regreso descubre que varias niñas están desapareciendo misteriosamente y necesitan su ayuda para encontrarlas. Pero Cadence no es un lugar normal; allí el viento transporta rumores, la tierra cambia el paisaje a su antojo y el agua juega con aquellos que caen en su poder. Jack deberá trabajar mano a mano con Adaira, su antigua enemiga para poner a salvo a las niñas.

Con este contexto nos introducimos en una historia con una ambientación que recuerda mucho a Escocia. Allí conoceremos a distintos personajes que tienen una gran importancia; a parte de Jack y Adaira, tenemos los puntos de vista de Sidra y Torin, una pareja que también tendrá que pasar por grandes penalidades para aceptarse y comprender lo que sienten.

He disfrutado de esta historia de principio a fin. La forma de escribir de la autora me ha enamorado, la mitología que crea en torno a Cadence y sus espíritus también me ha gustado mucho y el misterio de las desapariciones me ha parecido muy interesante, con plot twist incluido.

La autora crea a unos personajes con grandes dilemas personales y me ha gustado acompañarlos durante su historia. Especialmente, me declaro fan de Sidra, me parece un personaje muy bien construido y, en algunos momentos, me interesaba más su punto de vista que los de Jack o Adaira.

Otro punto a destacar es el sistema de magia y el precio de la misma. El motivo por el que pueden o no usar magia tiene un sentido que vas entendiendo a medida que lees y me da la sensación de que aún se desarrollará más en la segunda parte.

El final te deja con ganas de leer su continuación, ya que surge un gran cambio para algunos personajes y, aunque la trama de las desapariciones queda bien cerrada, queda abierta otra más relacionada con los espíritus y tengo ganas de ver cómo la concluye la autora.

En general, una historia de fantasía con sutiles toques de magia, espíritus muy grises y malévolos, misterio, romance y secretos que te atrapan.