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Lo único que Iris quiere es mantener unida a su familia. Con su hermano en el frente y una madre que abusa del alcohol, su mejor opción es obtener el ascenso a columnista del periódico donde trabaja. Pero cuando las cartas a su hermano caen en manos equivocadas, se crea una conexión mágica. Después de que La maldición de los sueños me encantara y de ver las buenas reseñas que cosechaba este libro, necesitaba leerlo, aunque la parte de romance me daba un poco de miedo porque no me gusta mucho. Aun así, y a pesar de atravesar una época en la que no me apetecía mucho leer, Rebecca Ross me ha enganchado desde el primer momento. La novela cuenta con las perspectivas de Iris y Roman, y ambos me han parecido maravillosos, aunque he conectado mucho más con ella. Además, Rebecca tiene una forma de narrar que no sé describir de otra forma que no sea mágica. Te transmite los pensamientos de los protagonistas sin que se haga pesado, además de trasladarte inmediatamente al universo tan original que construye. Es cierto que el transcurso del tiempo es un poco difuso (parece que pasan días, y de repente Iris menciona que lleva meses carteándose con su “penpal”), aparte de que me hubiera gustado mucho conocer más en profundidad a la familia de ella. La relación amorosa es, para mi gusto, muy precipitada, pero creo que eso no sorprende a nadie viendo lo fan que soy de ellas. El mundo es muy original, y la autora te va metiendo poco a poco en él a través de cartas y otros recursos. No es un libro introductorio para ser una primera entrega, y quizá de haber dado más detalles sobre el universo se me hubiera hecho pesado, pero necesito saber más y más de este universo. de lo que he leído de la autora me quedo con La maldición de los sueños, pero Rivales divinos me ha enamorado y lo recomiendo un montón. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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