Todos sabemos que cuando mi madre frunce el ceño no se la puede contradecir, porque entonces la adrenalina le sale disparada por los ojos y por las orejas y ocurre un tsunami casero, pero tsunami al fin y al cabo.
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Todos sabemos que cuando mi madre frunce el ceño no se la puede contradecir, porque entonces la adrenalina le sale disparada por los ojos y por las orejas y ocurre un tsunami casero, pero tsunami al fin y al cabo.
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Me miraba incrédula, sin atreverse a tocarlo. Entonces se lo conté todo. No omití detalles: las patatas fritas, la bolsa y el mordisco que le di a «aquello». |
Manolito ...