Abril rojo

Es un día nublado, tengo el corazón en la mano, me siento en un parque, termino el libro. Llueve. Estoy un poco destrozada. Llego a casa, comienzo a escribir esto.

Abril rojo es un libro como pocos, es un thriller que entremezcla las cotas de violencia del género con un período histórico que fue de por sí muy violento.
A manera de brindarles contexto, en los últimos 20 años del siglo pasado el Perú atravesaba una especie de guerra civil que muchos entendidos nombran conflicto armado, una parte del país pedía cambios y para hacerse notar usaban la violencia, el estado entonces combatió violencia con violencia, entre estas dos partes, el ciudadano común sufría, no sólo a nivel económico, sino también a nivel social, psicológico y emocional, eventualmente se capturaron a algunos de los cabecillas de los grupos terroristas y también se juzgo a los militares que hicieron matanzas. Es precisamente terminando ese período de conflicto que se sitúa este libro.
Roncagliolo entonces, entremezcla hechos reales con personajes ficticios que es muy probable que hayan existido (no con esas características pero casi), juega con la mente de sus creaciones y con la nuestra, nos sitúa en una ciudad marcada por la violencia desde tiempos inmemoriales (en ese territorio sobrevivieron los últimos incas, se gestó la rebelión contra los españoles, se hizo la batalla de independencia peruana, y como no, fue el semillero de al menos un grupo terrorista) y nos acerca a lo que muchos sentían al inicio del milenio, esa esperanza de que todo saliera bien ahora si, de que había que trabajar porque no había otra forma de salir de la pobreza, nos pone en la piel de funcionarios que quieren hacer las cosas correctas, en los zapatos de gente común, de presos, de militares, de campesinos, pero así como pinta el querer del promedio de compatriotas tambien dibuja la precaria situación de una buena parte de instituciones, te deja el sabor amargo en la lengua, desesperanza en el corazón y la terrible certeza de que los que tuvieron la mala suerte de vivir esa época están marcados de por vida.

La escritura es buena, la forma de narrar también, al ser peruana reconozco muchos modismos y expresiones típicas, eso sólo hace que disfrute más el libro; los personajes, humanos, complejos, terribles, inocentes o culpables, son creaciones magistrales; la historia, incomoda por momentos, te despierta la memoria colectiva, te hace notar los daños, a muchos seguro que les abre los ojos, a nadie deja indiferente. Este es un thriller de ficción que tiene demasiado de real, eso es lo que lo hace tan bueno y al mismo tiempo tan difícil de digerir. Todo peruano debería leerlo.

P. D: Soy hija de la paz, nací cuando el conflicto estaba terminando, he viajado por mi país, conozco la tierra en donde el terrorismo ha campeado a sus anchas, he visto el olvido del estado y la precariedad de las instituciones, pero también he visto el ahínco que le ponen los peruanos para no repetir el plato, que si bien es cierto hay funcionarios que valen menos que medio rábano, también hay quien pone el pecho por el país, puedo ver las cicatrices a veces invisibles de lo que la época dejó en muchas de las personas que me rodean, nada puede borrar esos recuerdos, pero quizás los juicios, los responsables juzgados y encarcelados sirvan como bálsamo. La violencia genera violencia, esa es quizás la lección más importante, no importa de quien venga, simplemente no se debe aplicar.