Cuando el tiempo deja de existir

Esta tercera entrega de la serie «Tiempo» nos permite conocer (por fin) al hermano mayor de los Ladra Olivar. Volvemos a Cudillero y a saber más de Enol, Llara y sus parejas. Tras un primer encuentro algo accidentado, los caminos de Bras y Antía se cruzan y empiezan todo un viaje de superación. Su relación es muy bonita, en ella priman la complicidad y el apoyo por encima de todo. Pero a pesar de haberme gustado y ver lo maravillosos que son juntos, no he conseguido conectar del todo con ella, porque sus sentimientos me han parecido algo precipitados (la cosa es que yo necesito creerme que están enamorados antes de que se lo confiesen). Los secundarios animan mucho el cotarro y no me importaría que Irene se animara a contarnos más de alguno de los compis del hospital.

Es una historia profunda, que se lee sola, que te hace viajar por el norte de España y que tiene su buena carga de drama (tal vez a mí me ha parecido algo excesivo). Eso sí, es un final de serie precioso.