Piel de Mariposa

Piel de mariposa nos narra la historia de Fallacy, una joven granjera estadounidense que, a causa de una serie de acontecimientos, acabará en territorio cherokee. Algo que trastocará por completo su vida y que le hará replantearse todo aquello que hasta entonces había dado por válido.



Estamos ante una historia lineal que se nos narra, principalmente, a través de los ojos de la protagonista. Aunque, en algunas ocasiones, se intercala la perspectiva de algún otro personaje, logrando con ello que la visión del lector esté algo menos sesgada y acotada.



Avanzamos por esta obra a través de una pluma clara, concisa, que va directa al grano y que no abusa de descripciones. Con frases cortas que facilitan la lectura y que favorecen su dinamismo. Todo ello decorado con una maravillosa ambientación, tanto de los Estados Unidos del siglo XVIII, como de la cultura cherokee, de la cual podremos conocer aspectos muy interesantes, entremezclados estos con la magia y el misticismo, que son los que dotan al conjunto de esas pinceladas más fantasiosas.



Sí debo decir que me costó un poco habituarme a los nombres cherokee, al ser estos nombres a los que no estamos muy acostumbrados. Probablemente sea debido a esto que, al comienzo, me ha costado un poco conectar con los personajes. Conexión que finalmente sí he sentido con los personajes principales, aunque se me ha quedado un poco fría con aquellos que ostentan un papel secundario.



Al ser la primera parte de una saga, tiene un componente introductorio bastante fuerte, centrándose en el desencadenante del conflicto y sirviendo este como elemento desestabilizador. Hasta desembocar en un final que augura acción y respuestas a través de un sendero tumultuoso. Y es que, si algo está claro, es que el futuro de Fallacy no va a ser ni tranquilo ni pacífico.