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Crítica de Emi


Emi
09 September 2020
Un viaje hacia uno mismo.

Hola, en primer lugar, darle las gracias a “Reseñan Sancho” por pensar en mi para leer esta novela. “El día que fuimos dioses” de Francisco Rodríguez Tejedor.

Me ha pasado una cosa muy curiosa con esta novela, la empecé a leer cuando me llego y la tuve que dejar aparcada. No conseguía conectar con ella.

Hace un par de días vi una entrevista de una persona que perdió a un familiar y es como si la mente se me abriera, volvía coger esta novela y en apenas dos días me la he leído.

Ha despertados tantos sentimientos en mí, me he visto en muchas situaciones que he leído en la novela. Y las he vuelto a revivir como si fuese yo esa protagonista.

La novela a pesar de ser dura la he disfrutado muchísimo, he estado en la mayoría de las ciudades que su autor nos va relatando a través de sus páginas, esa prosa poética con la que nos va deleitando su autor es conmovedora. Yo que soy una amante de la poesía la he sentido en mi piel. La novela es un canto a la vida y a la muerte, porque ¿qué es la vida sin la muerte y la muerte sin la vida?

La novela arranca con esta maravillosa frase.
“Llueve sobre Singapur, sí, llueve en los confines de la Malaysia, llueve con la fuerza de las mareas, de los espíritus de los ancestros milenarios, llueve con el poder recurrente de la naturaleza, del dios de la lluvia que gobierna los cielos y los mares.”

Una novela nada al uso, donde su autor nos describirá aun grupos de amigos que se conocieron cuando eran estudiantes, pero por los derroteros de la vida, cada uno tomaron caminos diferentes. El azar o el destino hacen que todos ellos tengan algo en común, están al límite, son o han sido golpeados por la vida.

“Cada uno mata el tiempo como puede. Cada uno gasta la vida, mata la vida, donde le da la real gana”.

A través de sus páginas viajemos sin movernos del sillón, por distintas ciudades de las manos de sus protagonistas. Singapur, Sevilla, Madrid, Toledo, Hong Kong, Ámsterdam, Tokio, Pekín, Shanghái y Bangkok. Presentándonos al hombre solo, vulnerable, perdido y roto de desamor. Lleno de pasiones universales como el amor, el sexo, las ansias de realización personal. Que conviven con la fuerza de la amistad, el futuro y los momentos felices de aquellos días. Sin importar la clase social, ni la religión, ni la riqueza, ni la pobreza. Pero todos ellos con la carga de su propia mochila a cuestas.

“Yo tengo a mi Vitorita. Sin ella el mundo sería, sin duda, un nido de frío y soledad, de locura y desesperanza, que es lo que le pasa a tanta gente”.

De sus protagonistas destacaría:

Fernando:

Un importante hombre de negocios, casado, con hijos. Que ama a su familia con locura, pero para poder sentir. Necesita cada vez que viaja por las diferentes ciudades tener sexo con chicas para poder sentirse vivo. Un buen hombre, a fin de cuentas.

Indira:

Una chica india que por avatares del destino la vida la ha maltratado una y otra vez, pero ella sigue siendo compasiva y de buen corazón.

Eva:

Prima de Fernando, una mujer golpeada por la vida.

“Sabes que las palabras son como la vida, son la vida misma que sentimos, pensamos y luego lanzamos al aire, que queda impregnado así, lleno de resonancias, de ecos, de melodías”.

Tanto el personaje de Fernando, como el de Indira y Eva me han encantado, por su conexión.

“El agua nos bañaba con su piel de luna y supe que nunca olvidaría todo aquello”.
Los personajes secundarios también juegan un papel importante en la novela. Todos nos aportaran sus vivencias.

La novela consta de cuatro partes:

- Lluvia en Singapur.
- El tiempo de las hormigas.
- Esperando los atardeceres amarillos.
- Dime que fuimos dioses.

“La gente va viviendo, o mal viviendo, la gente nace, ama, llora, sufre, se troncha de la risa y un día, en un mal traspié, da con sus huesos en el suelo y queda reducida a polvo”.

Asia, es el nexo de algunos de ellos, ya que por un motivo u otro todos intentaran desconectar en ese continente, evadirse de esa vida monótona que les atrapa y sacando a veces lo peor de cada uno de ellos.

En la primera parte:

Fernando conocerá a Indira en Singapur y la vida cambiará para ella. Ambos nos ira relatando sus avatares de la vida.
Son personajes que aun teniéndolo todo han perdido algo o lo perderán en ese camino que es la vida.

En la segunda parte:

Viajarán sus protagonistas a España y hay iremos conociendo a los diferentes personajes que compondrán la novela.
A Indira le gusta pasear por esas calles, observar el ir y venir de la gente. Hasta el más mínimo detalle.
Conoceremos esas vidas que soñaron sus protagonistas y sin embargo conoceremos la cruda realidad que la vida les ha deparado.
Esa juventud que vivimos y perdimos, de la que muchos no queremos desprendernos y otros quieren repudiar. Cuando en algún momento de nuestra vida fuimos esos dioses que su autor nos quiere relatar a través de su pluma.

“La vida es solo una despedida. Te vas despidiendo de cada cosa que vas viviendo, momento a momento, desde que naces hasta el momento final y entonces, allí, nos despediremos definitivamente de todo. Lo difícil es aprender a despedirse de las cosas, de las personas, sin volverse uno terriblemente loco, sin hundirse en la ciénaga de la tristeza, o de la desesperación. Aprender a olvidar y a continuar caminando”.

En la tercera parte:

Es donde su autor nos ara, aun sin ahondar en la trama, descubrir la vida de un personaje que es el punto de unión aun sin saberlo de todos los personajes que rodean la novela, por un suceso que ha hecho que cambie su vida de una manera brutal. El cual iremos conociendo a través de sus cuadernos y anotaciones. Esa pérdida de memoria con la que vive ese personaje, el evadirse del dolor, el querer y no poder. Cada personaje lo vivirá de diferente manera de recuperar lo perdido o dejarlo pasar y vivir con ello. El volver a creer por un instante que el mundo es nuestro. Enfrentarse al amor, al mas allá, y volver a ser libres. Más allá de las adelfas.

“Hay un sitio más allá de las adelfas, hay un sitio al otro lado de la muerte, donde continuar unidos hasta el final de la eternidad que no tiene fin”.

En la cuarta parte:

Su autor nos llevará a través de la catarsis de los personajes a nuestra propia catarsis, nos hará replantearnos tantas cosas de nuestra propia vida. Esos personajes están tan rotos y destrozados como muchos de nosotros mismos. Una novela llena de sentimientos que no nos dejara indiferente.
Aquellos momentos que vivimos, de forma tan intensa, que no hemos olvidado. Ni olvidaremos jamás.

“La vida hay que vivirla momento a momento. La vida te da y te quita y tú no puedes hacer nada, cuando te toca, te toca y aquí no hay más, solo aguantar y vivir, hasta que el cuerpo aguante, luego te mueres”.

En definitiva, una novela que he disfrutado mucho y también me ha dolido demasiado, porque algunas situaciones como las he vivido me han vuelto a doler al recordarlas de nuevo. Una novela que saca lo mejor y peor del ser humano, hace que te enfrentes y analices tus propios miedos. Me ha durado un par de días porque en algunos momentos he tenido que parar y respirar para seguir leyendo. Ya que los sentimientos los he tenido a flor de piel mientras la leía. Una novela que nos hace recordar si en algún momento de nuestra existencia nos hemos sentidos dioses.

“Las personas no vivimos como queremos, sino solo como podemos. Querríamos vivir como dioses y cambiar el mundo, y al final tenemos que vivir como hormigas y arrastrarnos por las aceras todas las mañanas”.

Totalmente recomendable al 100% Una novela que debería leer cualquier adulto.

Enlace: https://emimimundomisreglasm..
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