Como un buen Chismorreo de vecindario en el que siempre se ha vivido , al caer la tarde.. sentado en un viejo sillón y con una taza de café en la mano. El recuerdo de la Plaza del Diamante . Y el baile. Cuando todo ha pasado, los quehaceres, el día, la vida...Así narra Natalia / Colometa ésta, su historia. A través de las páginas, va desgranando, desmenuzando su memoria, plagada de descripciones, de anécdotas de simbolismos , que adereza, perfuma, suaviza, lo dura que ha sido su vida por su condición de mujer. En un lenguaje coloquial, que lejos de volver tediosa invita a seguir leyendo/ escuchando lo que tiene que contar, literatura de postguerra, con una historia de antes y después, marcada , dividida, señalada por la guerra a la que solo ha vivido desde lejos y sin embargo la ha herido y dejado una cicatriz y un dolor que solo puede sosegar con un grito sin sentido. Historia que entristece, enternece y trata de aligerar , lo que siempre resultará ominoso, la guerra fratricida, la guerra que no le pertenece a nadie, pero en la que pierden todos, por causas que siempre son ajenas e inconcebibles, Colocados en el lugar de siempre, que ha dejado de serlo para siempre, deteriorado y deslustrado por el paso de los años y empañado por la guerra, la vida vuelve, a su cauce, de manera cíclica.. hay nuevos comienzos, hay otras esperanzas, pero los recuerdos siempre nos acompañarán, a veces para alegrar.. a veces para entristecer y torturar. ¿ Que te estaba diciendo.. ? .. ah sí.. Quimet.. .. y Antoni...... Leerlo en el idioma original debe ser una delicia. La vida viscuda entre Colomets |