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Esta novela pertenece a una saga de libros, pero se puede leer a la perfección de manera independiente. Trata sobre la desaparición de Lucía Peña durante una noche de verano, en la que tras acudir a una fiesta, su acompañante la deja en mitad de la carretera después de mantener una discusión. A partir de ahí, el rastro de Lucía se pierde y es su madre quien acaba contratando los servicios de Roures como detective privado para tratar de avanzar en una investigación que hace más de un año está estancada. La historia nos muestra una familia llena de desencuentros, de problemas de adicción al juego, a la bebida, humillaciones, ambiciones... Una complejidad que nos hará ver el intrincado mundo del ser humano desde una visión un tanto tortuosa. Nos hablará también de la necesidad de perpetuarnos, planteando dudas sobre si se debe ser padres a cualquier precio y entrando en la filosofía de si este gesto es un acto de generosidad o de egoísmo. Marta Robles nos muestra muy bien asuntos desconocidos para muchos sobre el tema de la paternidad. Algo muy interesante y que te deja pensando acerca de ello durante y después de la lectura de la historia. Sin embargo, en mi opinión, y aunque me ha resultado muy interesante, es lo que paradójicamente ha hecho que baje la puntuación de la novela. El estilo periodístico que aplica a la argumentación ha jugado una baza en contra de la narrativa y de la historia. Si hubiera sido un libro de 'no ficción', seguro que la percepción hubiera sido distinta. de esta manera, en esos capítulos donde documenta la trama, me he salido de la historia que me estaban contando, pasando de ver una película a ver un documental. No obstante lo anterior, tengo que decir que es una buena novela en la que se aprende y se remueven cosas por dentro del lector. Ambas cosas nada fáciles de lograr en la escritura. |
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