El hundimiento del Titán

Es una de las lecturas a las que les tenía muchísimas ganas: El hundimiento del Titán, de Morgan Robertson.

La premisa era magnífica: un transatlántico de lujo se prepara para su viaje inaugural, le llaman «el insumergible» y zarpa sin suficientes botes en caso de catástrofe. ¿Os suena? Sí, amigos, lo mismo que ocurrió con el Titanic, pero... 14 años antes. Morgan Robertson escribió una novela corta en 1898 en la que un barco que se llamaba casi igual, con las mismas dimensiones y al que creían el más rápido e invencible, se hunde tras su colisión con un iceberg en medio del Atlántico.

¿Cómo no iba a gustarme teniendo en cuenta el gran interés que el Titanic siempre ha despertado en mí?
Pues no me ha gustado. Las increíbles similitudes con lo que ocurriría en abril de 1912 son un absoluto reclamo que no sustenta la pobre historia de los protagonistas y su final predecible y precipitado que, para colmo, te deja un sabor muy amargo. Y, ¿sabéis qué? Que para finales amargos, al menos que tengan a DiCaprio...