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“La vida no solo es vulgar sino también inexplicable” La literatura de Bolaño no parece tener ningún motivo o fin preciso, hasta los finales de sus cuentos carecen de desenlaces, dan la impresión de que de igual forma la historia podría continuar o que justo ese punto en el que termina es donde podría empezar la parte más interesante o es tan críptico que uno tiene que volver sobre las páginas leídas buscando las claves que seguramente pasaron inadvertidas. Tienen siempre un aire de confidencia, como una conversación en la barra de un bar con un desconocido que de pronto se acerca a contarnos algo que evidentemente necesita sacar de sí mismo y cuyas implicaciones y derivaciones solo él es capaz de comprender y cuyo final solo se producirá con su muerte en un futuro que ya no conoceremos pues no le volveremos a ver nunca más. Y nosotros nos quedamos a escuchar, atrapados por el curso de los acontecimientos, por la maravillosa y particular forma de exponerlos, por la curiosidad de su relevancia en la vida de este desconocido parlanchín tan irónico, tan triste, tan duro consigo mismo y su mundo. “El mundo de la literatura es terrible, además de ridículo” El libro se divide en tres bloques, cada uno lleva por título el de uno de sus cuentos. del primero, Llamadas telefónicas, sobre escritores letraheridos, me gustaron todos muchísimo, pero si me obligaran a ello destacaría tres, Sensini (el nombre con el que esconde a Antonio di Benedetto), Henri Simon Leprince y Una aventura literaria. El segundo bloque, Detectives, me gustó bastante menos, y aun así tiene dos cuentos enormes, El Gusano y el que da título al bloque. Por último, la tercera parte lleva por título La vida de Anne Moore y con ellos vuelve a subir el nivel, yo creo que aquí están los más tristes del volumen, y entre ellos quiero citar a Compañeros de Celda y Joanna Silvestri. |
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