El rastro del rayo: El sexto mundo. Libro 1

Cuando me adentré en #ElRastroDelRayo no sabía qué esperar exactamente, probablemente sea gracias a ello que lo he disfrutado más de lo que me imaginaba. Y es que, a pesar de no ser la más trepidante de las novelas, es cierto que tiene algo que te mantiene atrapado.


Para mí, el mayor punto fuerte de este libro es su ambientación. La autora ha sabido partir de un mundo post apocalíptico sin caer en los clichés típicos del género, mostrándonos pequeñas pinceladas de su historia para que entendamos cómo el mundo ha llegado a la situación actual, pero sin bombardear al lector con un exceso de información innecesaria, centrándose solamente en los detalles que realmente aportan a la trama. Todo ello acompañado de un fuerte componente de mitología navaja, de la que poco sabía y de la que tanto he disfrutado.


La trama lineal, la cantidad moderada de personajes y la narrativa rica en diálogos la convierten en una lectura muy ligera por la que resulta sencillo avanzar.


Aunque varios de los giros argumentales los veía venir, no por ello he disfrutado menos de la historia pues, como ya he dicho, estaba tan inmersa en el mundo que estábamos recorriendo, que no me ha molestado que el camino no estuviera repleto de sobresaltos. Y aunque todavía no estoy segura de si me ha gustado o no ese final, sí puedo afirmar que, a pesar de que he notado que el desenlace se aceleraba un poco de más respecto al inicio, el cierre te deja con ganas de volver a adentrarte en El sexto mundo.


Para los más románticos, que se que algunos hay por aquí: sí, la trama viene aderezada con una pizca de drama romántico y pequeñas dosis de tensión sexual. Lo justo para humanizar a los personajes y contentar a los lectores a los que les gusta un poco de amor en las novelas, pero en un nivel suficientemente moderado como para que no resulte molesto a aquellos que tenemos un corazón más frío.


A pesar de que queda todo relativamente cerrado, sí que quedan varios flecos de los que poder tirar de cara a una segunda parte. Reconozco que tengo curiosidad por ver cómo la plantea la autora.