Las herederas de la Singer

Hay historias que, simplemente, te llegan, te gustan, las disfrutas. Y sin tener grandes dosis de acción, te atrapan.

Cuatro generaciones de mujeres, la cuenca minera asturiana, Madrid, Sevilla y drama, bastante drama, pero ya sabéis que a mí me va y que, además, las novelas son instrumentos maravillosos para visibilizar cosas.

Las vidas de las cuatro se van intercalando en una narración llena de saltos temporales que van rellenando vacíos y abordando temas, la mayoría de ellos bastante duros.

Una novela de personajes en la que, especialmente los femeninos, están llenos de matices y, te gustarán más menos, estarás más menos de acuerdo con sus actos y comportamiento... pero lo que es innegable es que son grandes personajes y en este tipo de novelas eso es lo fundamental.

De la mano de las cuatro Ana Lena visibiliza la realidad de la mujer en España y los problemas a los que tuvieron y tienen que enfrentarse muchísimas de ellas en las distintas épocas de este país. A través de la bella simbología de esa máquina de coser mítica que en muchas casas tuvo un hueco, nos habla de legado y de lucha, de sacrificio, de la España más dura y de la más reciente.

Las herederas de la Singer es para mí un homenaje a esas abuelas y madres que tanto han sacrificado o que tan a ciegas han tenido que capear situaciones dificilísimas. Un reconocimiento a esas madres y abuelas que desafiaron lo establecido en una época en la que era impensable y también a aquellas que optaron por bajar la cabeza y tratar de buscar la felicidad en lo impuesto. Y también un espaldarazo a las que actualmente aún luchan de forma activa por todo lo que aún no se ha conseguido.

Las herederas de la Singer es un homenaje a la mujer, sí, y también un canto a la sororidad.