«A ver si aprendes de una vez que en esta vida las mujeres estamos para ver, oír y callar. Sobre todo, callar». El papel de la mujer era esposa y madre, pero las mujeres también bajaron a la mina, que todo se olvida o se entierra. Respiraban el polvo del carbón y tenían la tez manchada de negro como las manos y los pies, las Carboneras las llamaban. Hay que reivindicar el lugar que corresponde a la mujer en el pasado, en nuestra Historia. Y creo que no hay mejor forma que a través de estas novelas y su lectura. A muchos sorprenderá el libro de Ana Lena porque da relevancia al papel de la mujer dentro de la mina. Y que nadie crea que por ser mujeres la mina era más delicada con ellas, porque la extracción es un trabajo duro y la muerte siempre planea sobre las cabezas. Soy sobrina de mineros, cuando uno baja a la mina es porque no te queda otra, porque eres pobre como las ratas, pero mi tío decía, porque eso fue mi padre y antes que él, fue mi abuelo y antes mi bisabuelo, al final es por tradición o porque te guardaban el sitio. Y en breve tendremos el encuentro y dos preguntas tengo en mente, ¿por qué esos saltos en la historia y no una lineal? Pero la pregunta que más me intriga ¿los perfiles masculinos? Y tras el encuentro puedo añadir que cualquier momento es bueno para hablar con Ana Lena, es una mujer encantadora, cercana y cariñosa, pero también cualquier momento es bueno para hablar de la trayectoria de las mujeres, de cómo ha sido su vida de silencio. Muchas de las historias y frases que reúne en esta obra las he escuchado de niña, igual que lo hizo Ana Lena y lo convirtió en novela. Hay que hablar de ello y empaparse del valor de muchas mujeres que rompieron su silencio y dijeron, se acabó. La mujer supeditada al hombre. Pero esta novela tiene mucho más, que a mí me gusten los perfiles no significa que solo tenga una lectura, hay muchas más y si no, pendientes del resto de reseñas del Club Locura de Libros. |