No quiero parecer exagerada con mis elogios, pero es que me ha encantado esta lectura, en todos los aspectos: lo que relata y cómo lo narra. La novela narra la historia de la familia Belmonte, pasando por varias generaciones, pero de una manera muy peculiar. Esta familia terrateniente cubana tiene que salir de Cuba con las manos prácticamente vacías como consecuencia de la revolución cubana de 1959. Inician su nueva vida en México, intentando recuperar su vida anterior. El autor ha utilizado esta familia para hablar de nuestros recuerdos, lo que realmente vale la pena mantener en nuestra memoria. Durante la narración siempre está presente una curiosa construcción con la que practicar el Método Loci, método mnemotécnico antiquísimo que se emplea para entrenar la mente humana. La lectura va variando de narrador, que habla en primera persona. Pero eso sí, todos son un Belmonte. Un detalle muy curioso y que nunca me había encontrado en un libro, es la marera de interactuar el narrador con el lector. Tal cual, como si se tratara de una obra de teatro. de vez en cuando, el narrador se dirige al lector con frases como: «¿Sigues ahí?» y otras muchas. Durante la narración intercala diálogos cortos entre los personajes, necesarios para hacer más fresca su lectura. No aburre con largas descripciones. Con las palabras justas te puedes imaginar perfectamente lo que se está describiendo. Sus personajes, me han fascinado. Cada uno con sus manías y con sus peculiaridades, pero como he dicho, descritos en su justa medida para que el resto lo cumplimente nuestra imaginación. Durante su lectura he aprendido ciertas cosas como el juego de go o saber algo sobre la arquitectura visionaria. Me ha resultado muy ágil y pese a que yo soy lentísima leyendo, esta novela me la he leído, a ratos, en menos de una semana. Recomiendo totalmente su lectura, convencida de que os va a encantar tanto como a mí. + Leer más |