La saga de Percy Jackson avanza a pasos agigantados hacia la gran guerra pero no solo vemos cómo se fragua esta, sino cómo crecen en muchos ámbitos tantos los personajes como el mundo creado. En esta cuarta entrega; ya a las puertas de la gran batalla entre los dioses y los titanes, descubren que un laberinto subterráneo que circula por todo el país puede poner en peligro el campamento donde se encuentran todos los mestizos. Para cerrar esta posibilidad, deben encontrar a Dédalo antes que el enemigo, pero no será una tarea fácil ya que el laberinto esta lleno de obstáculos (más allá de su propia estructura). Me ha encantado ver cómo la saga deja a un lado esos tintes más infantiles para presentarnos una visión algo más juvenil. Deja definitivamente a un lado el mismo esquema que veíamos en libro anteriores y; sobre todo, vemos unos personajes que empiezan a madurar, a vivir nuevas experiencias tanto buenas como malas con sus correspondientes consecuencias: una historia con enseñanzas más adultas. Me encanta todo este aura de la mitología griega alrededor de los libros; pues disfruto cada referencia o mito nuevo que aparece en la saga, pero incluir y hacer participe de esta historia a un personaje mortal te hace sentir más incluido en la historia. |