La chica italiana

Rosanna Mencini es sólo una niña cuando conoce a Roberto Rossini. Él es un cantante de ópera a la sazón ya bastante conocido. Sus padres son amigos de los padres de Rosanna. En el cumpleaños de la madre, Roberto acude a la celebración y canta para ella. Rosanna se enamora inmediatamente de él y sabe que algún día se casarán. Ella también canta muy bien: de hecho, en esa misma celebración canta una canción que pone a todos los pelos de punta. Roberto reconoce el talento de la niña y le dice que tiene que cultivarlo, dándole la dirección de un profesor de música. Aunque los padres de Rosanna se oponen, el hermano mayor de la niña decide llevarle a clases de canto.

Años después, convertida también Rosanna en una cantante de ópera, los destinos de ambos se cruzarán de nuevo. La suya será una relación apasionada y pasional no exenta de altibajos causados, en la mayor parte de los casos, por los secretos celosamente guardados.

“La chica italiana” es la historia de una pasión. O, mejor dicho de dos: una pasión amorosa y una pasión por la ópera. En el marco de las grandes óperas y los grandes artistas, en escenarios de Italia, Londres y Nueva York, Rosanna y Roberto vivirán la pasión que sienten el uno por el otro y ambos por la música. A su alrededor, una serie de personajes nada secundarios que se verán afectados de un modo o de otro por esa gran pasión. Como Carlota y Luca, hermanos mayores de Rosanna o la amiga inglesa de ésta, todos ellos personajes muy interesantes que dan lugar a tramas secundarias muy relacionadas con la principal. Rosanna es la protagonista principal. La vamos a conocer siendo una niña de once años y la acompañaremos en su crecimiento profesional y personal, a lo largo de unas cuantas décadas. Es, además, la narradora pues es ella la que nos cuenta todo; no, perdón, no nos lo cuenta a nosotros sino a su hijo Nico. Es, por tanto, una narración en primera persona que nos permite meternos en la mente y en el corazón de Rosanna. Un personaje que me ha gustado mucho aunque haya cosas o mejor dicho decisiones que no puedo aplaudir pero sí entender. El que no me ha gustado tanto es el personaje de Roberto, un ser egoísta y egocéntrico. Por el contrario, Luca me ha encantado. Pero, en todo caso, todos los personajes –que no son demasiados- están muy bien construidos, parecen reales y se comportan como personas de verdad.

Los escenarios son magníficos y nos introducen en el mundo de la ópera. Sin grandes descripciones del tema, sí que nos permiten situarnos bien en un mundo tan alejado del nuestro, el de los grandes divos. Hay referencias a las grandes óperas y veremos el camino que sigue una persona para convertirse en un gran cantante.

La historia es sencilla. Si la despojamos de lo fastuoso de la ópera, no deja de ser una historia de amor y de secretos familiares relativamente predecible. Pero Lucinda es una narradora excepcional que hace brillar todo lo que toca con su varita y eso exactamente es lo que hace en esta novela. La suma de unos personajes que llegan, una ambientación maravillosa, una serie de secretos familiares y unos cuantos giros argumentales, hacen que sea un libro cuya lectura se disfruta enormemente y que deja muy buen sabor de boca. Junto a la historia principal que es la protagonizada por Rosanna y Roberto y el mundo de la ópera, tendremos algunas tramas secundarias que se relacionan con la principal y que van a dar lugar historias muy interesantes entre la que destaco, sin duda, la de Luca pero en la que la de Donatella no tiene tampoco desperdicio.

Conclusión final

Si os gusta Lucinda Riley no dudéis en leer este libro. Una historia muy bonita, escrita con la maestría que ella sabe que os hará pasar un rato muy entretenido.
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