La primavera de los rebeldes

¡Vaya continuación! Si la primera me pareció bestial, ésta ha estado a la altura. Aquí ya empieza a verse una evolución gradual de los personajes, sobre todo de Cleo que, para mí, es quien más tenía que madurar y lo está haciendo sin ninguna duda. Ya no es la niñita de papá, rica y sin problemas y se está empezando a convertir en una mujer con las cosas claras y decidida a hacer lo que haga falta para sobrevivir. Insisto, es cierto que lo que le ha tocado vivir no es nada fácil y tiene que superar aún muchas cosas y todavía tiene que madurar bastante, pero ya empieza a verse un poco ese cambio para bine. Jonas empieza a desesperarme bastante, la verdad, al principio creía en su lucha y en sus motivos, pero está metiendo demasiado la pata y creo que se está yendo demasiado por las ramas. Magnus me sigue dando demasiada ternura a pesar de lo mal que vive el pobre, pero creo que es por esa aura oscura que le rodea por lo que me encanta su personaje. Con Elena me pasa un poco como con Cleo pero al revés, al principio me caía bastante bien pero a medida que va avanzando la historia me exaspera cada vez más. Entiendo sus motivos y están muy justificados, pero no creo que sea la manera, no sé, me saca un poco de quicio.

La trama sigue evolucionando a pasos agigantados, sigue sin darte un respiro y la autora sabe tocar bien la fibra sensible y juega perfectamente con la intriga y los giros inesperados, haciendo que no sepas por dónde va a parecer la siguiente escena. Me encanta su pluma y cómo va hilando todos los acontecimientos hasta crear una telaraña de historias que te embelesan y necesitas saber más o, por lo menos a mí me pasa eso, necesito saber mucho más de estos personajes y, como siempre, termina el libro y te deja con ganas de seguir leyendo porque... ¡Madre mía qué finales tiene esta mujer!

Y sigo queriendo un Magnus en mi vida, de verdad, lo necesito.
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