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La cuarta novela de Yasmina Reza que leo ha supuesto una decepción. Su humor y la fina capacidad para tratar temas relevantes mantenían en mi unas expectativas que en esta novela, que aborda las relaciones familiares, no se han cumplido. El principal motivo es que los personajes apenas me han importado, no he conseguido interesarme por ninguno de ellos. Otro motivo es que apenas he observado profundidad a nivel de contenido; las temáticas se prestaban a indagar en el papel de la herencia cultural y familiar, en las implicaciones que nuestros modos de ser y actuar inciden en las relaciones que mantenemos con nuestros hermanos, cuñados, hijos o sobrinos y en las heridas que se abren en las familias como consecuencia de la forma como se enfrentan determinados hechos o episodios. Pero la escritora apenas pasa de puntillas sobre todo ello, haciendo de esta lectura una experiencia, por momentos, anodina.
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