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El protagonista de esta historia vuelve a Lanzarote en busca de los últimos momentos de la vida de su novia, muerta en trágicas circunstancias. Por su camino recorriendo la isla, vamos descubriendo sus paisajes y su pasado en torno a la figura de César Manrique. Ravelo aprovecha todo esto para construir una historia que un principio no parece tener demasiada intriga, pero que a poco a poco te engancha. Es una novela atípica en su carrera, puesto que siempre ha escrito novelas negras cargadas de personajes de los bajos fondos. Aquí resultan un poco más "suaves", por decirlo de alguna manera, aunque podemos suponer que lo que quiere contar Ravelo ahora es que esos personajes van con americana y corbata y no son exconvictos de barrio ni detectives que frecuentan los bares. Uno de sus puntos más fuertes es que Lanzarote y César Manrique son dos personajes más. Es evidente que el escritor ha tratado de dar presencia al mensaje sostenible de Manrique a través de algunos personajes que lo van recordando. al final te quedas con ganas de saber más sobre la isla y sobre la vida y obras de Manrique. Ya solo por eso merece la pena leer esta novela, que además va teniendo, como es habitual, unos giros finales sorprendentes. Lectura muy recomendable. |
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