Venganza 1. De rodillas

La novela erótica es un género fácil/difícil. Fácil porque al ser un subgénero de la romántica, está bastante estandarizada: todos sabemos que habrá un héroe fuerte y viril (puede estar atormentado por su pasado), una coprotagonista algo más inocente, que tendrán un amor inusual, que se enfrentarán a obstáculos y que al final estarán juntos. Con alguna u otra variación, siempre es así. Y en la erótica, además, hace falta buena mano para las escenas "hot". Con saber describir y añadirlas con cierta generosidad, el plato está servido.


Difícil, porque es muy atractivo conformarse con poco, con dejar que la historia corra sobre rieles -total, eso es lo que el público espera- y terminar sacando un producto adocenado, igual a cientos de novelas más o menos pornográficas que se acumulan en las bibliotecas de señoras faltas de emociones fuertes, preferentemente.


Y me parece que Malenka Ramos intentó abordar una novela erótica compleja, ambiciosa, en el formato de la novela erótica de toda la vida, superficial y estereotipada. Y terminó quedándose cortísima por todos lados.


Veamos de qué se trata esta "De rodillas". Un señor que era un alfeñique en la escuela, al que nadie respetaba y estaba secretamente enamorado de la chica más bella de su instituto (obviamente ella lo ignoró durante cada año escolar, sin fallar ninguno), al salir de la escuela pega un enorme estirón, saca más músculos que Rocky, estudia dos carreras y se vuelve un magnate de un encanto poderosamente masculino. Bien por ti, chico. Lo malo es que en vez de regodearse en su éxito y reírse de sus bullies y las zorritas que lo ignoraban, pues va y decide forzar la entrada de la vivienda de su antiguo amor escolar, amarrarla a la cama y violarla analmente.


Y, para que vean que el amor es un misterio, pues ella se siente ultrajada, ofendida... pero no puede olvidarlo. Y cuando él vuelve a contactarla, su entrepierna se humedece, llenándola de deseo por él.


Así. Tal cual.


Si nos sobreponemos a semejante inicio y seguimos dándole cara a la novela, sabremos que el ex-alfeñique, Dominic, se ha convertido en un Dominante sexual, un sádico que desea dominar y someter a nuestra protagonista, la bella Samara. Sabremos que la ama y la odia a partes iguales (¿no les parece que es un poco demasiado rencoroso este chico?), y que inician una relación en la que Samara acepta todo casi sin quejarse... y cuando digo todo, me refiero a vejámenes verdaderamente espantosos, como el incesto forzado. Y cuando se queja, Dominic simplemente le mete una mano en el sexo, comprueba que está mojada y le dice "¿Ves? Si tú lo estás deseando". Y ya, si es que ella lo está deseando, que al final las mujeres son así.


Conoceremos a los amigos de Dominic, unos Amos bastante estereotipados, y a sus sumisas, otra serie de chicas todas iguales. Sabremos que se juntan en una finca llamada Quimera, donde se permiten dar rienda suelta a sus deseos, y sabremos por qué se reúnen allí, y parte de la vida del líder de todos ellos, un hombre mayor al que respetan como un padre. Malenka Ramos hará lo posible por mostrarnos la contradicción que vive en el corazón de estos hombres, que aman brutalmente, y azotan con amor. Aquí es donde podría haber estado el valor de la novela, en una narradora que fuera capaz de mostrarnos lo que pasa por el alma de un hombre que disfruta azotando y vejando a una mujer, y el alma de esa mujer que ama precisamente ese trato.


Pero Malenka no tiene tiempo para eso. No es Dostoievski, ni lo quiere ser. Ella lo resuelve diciendo que ellos son así, son espíritus libres y viven a su aire, y que sólo en Quimera pueden sentirse como tales. No nos explica por qué, y aunque constantemente nos recalca que en el fondo todos ellos tienen sentimientos, no podemos verlos nunca, en realidad.


Suponemos que la autora ha investigado el mundo BDSM antes de hacer su novela. Pero olvida una regla básica de sus cultores: Sano, Seguro, Consensuado. Todo lo que pase en un dormitorio, por brutal que sea, se considera aceptable si es sano, seguro y consensuado. Y me temo que unas cuantas veces la novela, partiendo por el capítulo que le da inicio, se hace un fisting anal con la regla de oro del sadomasoquismo.


En suma, podemos entender que la autora quiso ir más allá de la literatura erótica "convencional", esa de polvos edulcorados y mucho romanticismo. Pero terminó sin ser capaz de explicar adecuadamente las motivaciones de sus personajes (¿en serio Dominic hace todo eso porque lo ignoraron en la prepa? ¿qué diantres le pasa a Samara que lo acepta todo? Y Luis, el hermano incestuoso, ¿cómo cambia tan rápido, de vengativo a enamorado? Uno esperaría que los Amos tuvieran algo más de carácter y madurez, no que fueran volubles como adolescentes...).


Y para rematar, la historia termina en una petición de matrimonio. Vaya con la historia rompedora, la que destruiría el romanticismo burgués. Puaj.