La casa del ermitaño

Seguro que más de una vez todos nos hemos preguntado si la tierra tiene memoria. Si los ecos de lo que ha sucedido en el pasado, incluso si éste es muy lejano, de alguna manera aún se pueden oír aquí y ahora.

Si alguna vez has pensado en ello, disfrutarás leyendo La casa del ermitaño (2021), de Alicia Ramos Salas, y muy probablemente acabarás identificándote en muchos aspectos con su protagonista.

Ella es Olivia, quien tras enterarse de la muerte de su abuelo León decide dar un cambio de rumbo a su vida. Así que, acompañada de su hija Nora, abandona la ciudad para irse a vivir al pueblo, a Pedrazales, en la comarca zamorana de Sanabria.

La narración puede despistar al principio. Se puede llegar a pensar que estamos frente a un relato bucólico dedicado a cantar las maravillas de la vida rural, el contacto con la naturaleza y el olvidado encanto de los modos de vida tradicionales. Sí, algo de eso flota en la novela, pero en realidad hay mucho más.

La historia nos depara grandes sorpresas. A medida que avanza en las páginas de la casa del ermitaño, la curiosidad del lector crece inevitablemente. El relato adquiere tintes de misterio con guiños sobrenaturales. Desde luego, en la casa del abuelo León hay muchos secretos por descubrir. Como dice un día Nora a su madre: “Mamá, esta casa tiene vida y esconde algo”.

La narración en primera persona de la propia Olivia es la que nos conduce a través de la historia. Compartimos sus reencuentros y sus recuerdos infantiles, su fascinación por el escenario nuevo (aunque no tanto, como se ve más adelante) que ha elegido para su nueva vida y su desconcierto ante hallazgos inesperados. Y también la confusión que le causan una serie de sensaciones y recuerdos que no acaba de comprender.

El misterio de la Casa del Ermitaño crece como una planta pequeña a la que nadie hace caso y que acaba por convertirse en un insoslayable árbol gigante. La autora sabe dosificarlo bien y mantener el interés del lector casi hasta el final, del cual obviamente no voy a desvelar nada.

En cierto modo, lo que ha escrito Alicia Ramos Salas es una preciosa novela de iniciación. Leyéndola nos convertimos en testigos de la interesante evolución del personaje central de Olivia a lo largo de sus páginas. Ella experimenta un viaje al pasado, pero también al interior de sí misma.

Aparte de esto, estoy seguro de que La casa del ermitaño es una lectura que será del agrado de cualquier persona interesada por la historia y la arqueología (ese ha sido al menos mi caso). Además, ofrece un sugerente retrato de la comarca de Sanabria, desconocida para mí, pero que después de leer la novela ya he añadido a mi lista de lugares que visitar.
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