Todo está muy oscuro: Las doce puertas parte III

En esta tercera parte de la saga Las doce puertas nos encontramos, como en las novelas anteriores, con capítulos muy cortos que pasan del pasado al presente desmigando muy despacio la parte histórica, esta vez en el siglo XVI y con la inquisición haciendo de las suyas, sin dar respiro a los judíos.

Sin embargo, continúa en su línea y, en base a las buenas críticas que tiene esta saga, o soy un bicho muy raro como lectora o impertinente en la lectura.

Lo cierto es que Vicente Raga mantiene la curiosidad del lector, aunque se repite más que el ajo resultando agobiante y desesperante. Eso y la ausencia de imperativos en el texto, que no logro comprender por parte de la editorial, hace que considere si ese texto ha pasado por un corrector en condiciones.

Otra cosa que no me ha gustado es que personajes de ocho y doce años, por inteligentes que sean, mantengan unos diálogos de académicos. Está claro que en aquella época se maduraba a marchas forzadas, aún así colegiales que conozcan todos los entresijos del Santo Oficio, mejor que los propios inquisidores, resulta poco creíble y saca de la lectura.

También me resulta chocante ciertas incongruencias en el texto que chirrían más que un colchón de muelles antiguo. Y es que despegar un sobre con vapor, eso sí, con cazuela de hierro… lo dicho, saca de la lectura. Recordemos que estamos en el año 1524.

Considero que esta saga es de aventuras más que histórica y, aprovecha personajes notables e ilustres de Valencia para mantener la curiosidad del lector en una historia que va descubriéndose con cuentagotas.

En cualquier caso es un best seller, de ahí lo de denominarme rarita, y a mi madre le ha entusiasmado. Ya ha empezado la cuarta entrega. Así que una de cal y otra de arena. Para mi madre magnífica y para mí mediocre.

Veremos que nos depara la siguiente novela.