RABAI: Una aventura genealógica

Confieso que es la primera vez que me adentro en un libro genealógico. Por tanto, mi conocimiento sobre la disciplina es limitadísimo.

Tal vez, lo que a mí me parezca sobrecarga de datos, sea en el género estrictamente necesario, pero como siempre digo, mi opinión y su verdad acaba donde empieza la del prójimo.

Rabai es la titánica búsqueda de los antepasados del autor. Una aventura que comienza y finaliza con la compañía de su padre, aunque en la recta final lo hará de forma espiritual, convirtiendo la biografía en un excelente homenaje.

Aparte de la minuciosa crónica familiar, el autor ofrece detalles de cada época, arrancados y deducidos de legajos y documentos de los muchos registros consultados.

Los héroes de este trabajo no se basan en realidades ficcionadas y por ello, cada ocupación, nombres, forma de vida, son en definitiva instantáneas sin filtros de sus antepasados. Hombres y mujeres sin la necesidad de épicas monumentales.

Imagino a David escarbando entre montones de papeles, buscando salida a callejones insondables, revisando milimétricamete polvo y letras amarillas.

Una labor de años, donde lo que nunca faltó fue ilusión y ojos brillantes, de niño, en cada avance, en cada hallazgo. Pretendido o no, queda impregnado ese fulgor en cada página.

La escritura y la construcción del texto son muy correctas. Mucho más dinámico, es cierto, para ratas de archivos, que para comunes mortales, en cualquier caso sin catástrofes gramaticales.

Dos son en especial, las razones por las que reverencio y aplaudo a Rabáez.

El esfuerzo y tesón a la hora de documentarse, analizar e investigar para más tarde ofrecernos un libro bien ordenado y masticado. Yo no hubiera pasado de mi abuelo, aunque en mi indigno favor, Pérez sería un apellido con infinidad de pistas falsas.

Y el tiempo pasado con su progenitor compartiendo un proyecto. Allá donde esté, debe sentirse muy orgulloso.

En lo personal, mostrar la gratitud más que nunca, por regalarme tantos años de trabajo.
Mis estrellas siempre estarán por debajo de tu sudor, pero espero que sirvan de aliento.